Stop aux moments de gêne : on érotise le préservatif GOLIATE

Detener los momentos de vergüenza: erotizamos el condón

Momento fatídico, momento que lo rompe todo... Ponerse un preservativo no siempre es glamuroso, ¡pero sin embargo es imprescindible! Consejos para convertir este momento incómodo en un momento erótico.

¡Erotizar el condón, requiere preparación!

Consejo n°1: el preservativo a mano

En cuanto no sepas el estado de salud de tu pareja, el uso de preservativo es imprescindible. Así que empezamos por tenerlo encima y… al alcance de la mano. Evitamos así una larga pausa bochornosa (y que devuelvo mis calzones, y que entre en pánico en el baño…). Al alcance de la mano, también significa que colocas suavemente el condón sobre la cama o la almohada para no tener que “romper la relación en dos”. Así, cuando queramos ponerlo, lo cogeremos discretamente. ¡Gesto fluido, informe fluido!

Consejo n°2: hablamos entre nosotros (como cerdos)

La idea es agarrar la capucha mientras continuamos con nuestro impulso: algunas caricias y sobre todo palabras dulces o sucias (ya que nuestras manos están ligeramente tomadas). Al murmurar "te quiero", o incluso "te quiero", nos mantenemos en el estado de ánimo. Coger el preservativo y ponérselo sobre un fondo de palabras eróticas, que acompaña a la perfección el gesto sin romper la excitación.

Es ahora…. !

Consejo #1: ¡No tenemos que mirarnos!

Si apenas nos conocemos, podemos decidir no mirarnos. Si es el hombre quien se pone el condón, puede sentarse a horcajadas sobre la mujer acostada boca abajo. Así, continúa acariciando sus nalgas y en dos segundos y medio, ¡ya está! Si es la mujer la que se pone el condón mientras prefiere no encontrarse con la mirada de su pareja, puede pararse detrás del hombre que se sienta al borde de la cama. Con (y después) unos besos en el cuello, listo.

Consejo #2: no te quedes de brazos cruzados

Si el momento del condón no siempre es el más glamuroso es porque tendemos a parar (¿te parece bien lo contrario?). Sin embargo, podemos mantener el control (en este caso ama) del juego: cuando el Sr. se pone el condón, la Sra. puede acariciar (supra excitante). Si ella se lo pone, ¿por qué no atreverse a hacerle una felación al mismo tiempo? Le besamos el pene, le ponemos el condón...

Y después ?

Se acabó ? No tanto. Es cierto, una vez que termina el informe y te quitas el condón, la vergüenza se va volando. Sin embargo, podemos discutirlo. Pregúntate si te gustó el efecto cálido o texturizado. Si nos sintiéramos seguros, si no nos sintiéramos quemados o de otra manera… Es bastante simple, pero este intercambio posterior al acto ayuda a desdramatizar el uso de condones. ¡O cómo preparamos el terreno para la próxima vez!